La Semana Santa de Cáceres, fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, por la Secretaría General de Turismo, Comercio e Industria de la Junta de Extremadura, en la semana anterior a la fecha de la Pasión del 2011; destacando el “atractivo escenográfico” que aporta a las procesiones el escenario del casco Histórico de la Ciudad Monumental, declarada Patrimonio de la Humanidad
Los valores y características de la Semana Mayor cacereña
Tal y como refleja el dossier candidatura que en su día se presentó para la consecución de la declaración de F.I.T.I., la Semana Santa de Cáceres atesora una serie de elementos identitarios, muy diferenciadores (y en muchos casos desconocidos, incluso, por los propios cacereños). A saber:
- Las cofradías señeras de Cáceres están entre las más antiguas de España. Solamente unas pocas zamoranas y sevillanas nos superan en antigüedad. Existen cofradías muy antiguas, como la de Nuestro Padre Jesús Nazareno (fundada en 1464, casi 30 años antes del Descubrimiento de América), o la de la Soledad y la Vera Cruz, entorno a 1470, la del Cristo Negro en 1490 (aunque se paralizó y ha sido recientemente refundada) o el Humilladero (Espíritu Santo) en 1493.
- Algunas de las imágenes que procesionan en Cáceres están, igualmente, entre las más antiguas de España. Casi el 40% de las imágenes pertenecen al siglo XVI-XVII o anteriores, justo la época barroca en que empiezan a aparecer en otras ciudades. De entre ellas, existen cuatro auténticas joyas, cuatro Cristos góticos de un extraordinario valor, todos aún al culto, todos saliendo a la calle anualmente, y datados alrededor de mediados del siglo XIV: Indulgencias, Expiración, Humilladero y Cristo Negro. Casi 700 años de antigüedad.
- La Semana Santa es una celebración viva, en permanente renovación, mejora y ampliación. La mitad de las cofradías se ha creado en los últimos 70 años, y de ellas, 5 solo en la última década.
- La participación ciudadana convierte a la Semana Santa en la fiesta más relevante de la ciudad. Es más, en proporción cuantitativa a su población, es una de las más elevadas de España. Como referencia, en proporción a su población, Cáceres duplica en participación (cofrades, cofradías) a ciudades tan significadas como Sevilla o Málaga. Son singularmente relevantes (aunque a nosotros nos parezca lo normal) la gran participación de la mujer (en todas las escalas, incluida la carga o la dirección de cofradías) y de los niños (presencia masiva de ellos, por el valor familiar hereditario… incluso hay ya algunos “pasos” infantiles).
- La Semana Santa cacereña tiene una identidad propia. Imaginería y estilo fundamentalmente castellanos, aunque comienzan a proliferar cada vez más las influencias andaluzas (en los tronos o andas, en la música, en los efectos, los cultos…). Hay música propia cacereña, hábitos muy variados, formas de carga (se mantiene la carga al hombro, cada vez menos frecuente), saetas cacereñas… y toda esa mezcla de influencias genera un estilo, es más, un estilo definido y valioso: como ejemplo, en pocos lugares como en Cáceres se puede ver a un sobrio paso gótico del siglo XIV procesionar solemnemente con música andaluza de banda compuesta para ir a costal…
- Y como remate a todos los valores anteriores, el lugar, el entorno donde se desarrolla la remembranza pasional. La ciudad histórica intramuros de Cáceres parece hecha para acoger procesiones. En ningún otro lugar español (y muy pocos en el mundo) se realiza una simbiosis paisajística entre procesión y calle, como aquí. El silencio, la iluminación, la estrechez, la dificultad… en vez de perjudicar, magnifican la relevancia de las procesiones, imprimiéndolas un carácter único. Nada se parece tanto a la que debió ser la Jesuralem del siglo I como las calles y adarves cacereños cualquier noche de procesión.